Y aunque lo sepan nunca lo sabrán. Pueden mirarnos y creer que entienden, sonreír y pensar: "¡Que mucho que se quieren!", pero la profundidad del sentimiento no los toca, ajenos a nosotros y nosotros a ellos; son en tus ojos que brillan mis ojos, soy yo la fuente de tus suspiros. Nadie más puede ser parte de eso.
Fuera de nuestras caricias o nuestros besos lo demás pierde enfoque y motivación.

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